New age
Resumen
En la actualidad, algunas de las representaciones religiosas tienen una peculiaridad están viviendo una transformación de religiones tradicionales a otro tipo de movimientos socioculturales como el New Age, también conocido como Nueva Era.
El caso de un país como México no ha estado exento de este tipo de movimientos, gracias a la gran influencia que se tiene con el vecino país del norte, los Estados Unidos y de los efectos de los medios de comunicación de la globalización.
Este trabajo tiene como objetivo intentar dar una mirada al movimiento New Age en Guadalajara, Jalisco, México, así como describir sus creencias.
Palabras clave:New Age, Nueva Era, medios de comunicación, creencias religiosas.
Abstract
Currently, some religious representations have a peculiarity: they are experiencing a transformation from traditional religions to other socio-cultural movements such as New Age, also known as New Era.
A country like Mexico has not been free of this kind of movement, thanks to the great influence from its northern neighbor, the United States, and the effects of media globalization.
This work aims to take a look at the New Age movement in Guadalajara, Jalisco, Mexico, and describe its beliefs.
Keywords: New Age, New Age, media, religious beliefs.
Durante las últimas décadas, a pesar de lo pronosticado por el pensamiento ilustrado, en referencia a la desaparición de la religiosidad y/o espiritualidad en la modernidad-posmodernidad, lo que ha ocurrido es una manifestación de la espiritualidad o religiosidad de formas distintas, convirtiéndose en un fenómeno social que tiene presencia en diversas partes del mundo y se le conoce bajo el concepto Nueva Era o mediante su anglicismo New Age.
El New Age es el inicio de una época que se separa los arquetipos de una civilización agresiva, racionalista, demasiado rígida, presidida por las estructuras decadentes de la era de piscis, que miran hacia una forma de ser y de pensar diferente, bajo la era de acuario. Sería el comienzo de un ciclo de armonía entre la raza humana, fundamentado en una búsqueda de cierta sensibilidad hacia la energía divina manifestada en una nueva conciencia expandida de la humanidad. Este movimiento sociocultural engloba a las representaciones religiosas y espirituales, tanto ideológicas como estructurales que tiene el individuo ante la postmodernidad.
Este trabajo comienza revisando los antecedentes históricos del New Age, después se describe el conjunto de creencias de este movimiento. Después, en otro apartado se presentan algunas definiciones de este movimiento, así como sus características más relevantes. Luego se analiza la relación del New Age con algunas religiones y, por último, se expone el caso del New Age en Guadalajara.
Es pertinente mencionar, que el New Age no surge de la nada, hay antecedentes del entonces llamado espiritismo moderno, a mediados del siglo XIX, el cual se le puede considerar un ancestro de uno de los pilares del movimiento New Age.
En los Estados Unidos de América existen los primeros antecedentes de este fenómeno socio cultural, pues la Sociedad Teosófica, la cual se le puede considerar como la iniciadora de este movimiento, surge en ese país fundada, en su mayoría, por miembros masones.
La Sociedad Teosófica fue constituida por Charles Sotheran, Henry Steele Olcott, George Felt, William Judge y Helena Blavatsky en el año de 1875 en New York; los primeros cuatro eran masones y la última, una espiritista rusa.
Esta sociedad tenía, principalmente, tres objetivos: a) buscaba formar una fraternidad dentro de la humanidad donde no hubiese distinción por ningún motivo, principalmente por raza y creencias; b) estudiar e investigar sin límites morales o teológicos, la filosofía la ciencia, la religión, las leyes de la naturaleza; y c) incentivar la emancipación de la mujer.
Una de las representantes más importantes de este movimiento fue Alice Anne Bailey, originaria de Manchester, Inglaterra, pero radicada en los Estados Unidos de América. Ella funda el grupo teosófico “Escuela Arcana” el cual retoma muchas ideas de la Sociedad Teosófica, además su relevancia se hace mayor al atribuírsele a ella término “New Age” o “Nueva Era”. Sánchez Carrión lo apunta de la siguiente forma:
“La expresión Nueva Era se atribuye a una ocultista inglesa de nombre Alice Anne Bailey (1880-1949), que lo utilizó en algunas de sus obras como Discipulado en la Nueva Era o La Educación en la Nueva Era y que en 1932 fundó una asociación llamada Buena Voluntad Mundial con el fin de preparar a la humanidad para un cambio radical”. (1999, p. 33).
Otro título imprescindible, para los adeptos al movimiento New Age es La Conspiración de Acuario de Marilyn Ferguson. En este libro la autora señala, interpreta y expone una conspiración de los visionarios del planeta que acarrearía a la tierra una nueva era de positivas relaciones humanas basadas en la fraternidad y solidaridad. Este cambio de las relaciones interpersonales presagiaría el surgimiento de una humanidad más realizada y positiva.
Geográficamente hablando, hay dos centros que sobresalen desde el inicio del movimiento New Age, la “Comunidad Jardín de Findhorn”, ubicada en Big Sur en el noreste de Escocia y el “Centro para el Desarrollo del Potencial Humano de Esalen”, en California, Estados Unidos de América.
El New age es un movimiento con una amplia gama de sistemas de creencias, movimientos sociales y diversas prácticas. Danforth (1983, p. 253) citado por Carozzy (s. f., p. 20) resalta tal diversidad al afirmar:
“El feminismo, el movimiento ecologista, el movimiento pacifista, la comida saludable, los recursos renovables, la tecnología apropiada; la parapsicología, la astrología y la brujería, todos han encontrado lugar en el movimiento de la Nueva Era. La increíble diversidad y riqueza de este movimiento se hace más notablemente evidente en el campo de las terapias alternativas. La aparentemente infinita proliferación de técnicas terapéuticas y prácticas que constituyen la sanación de la Nueva Era incluye centralización, canalización, proyección astral, visualización guiada, iridiología, reflexología, cromoterapia, renacimiento, shiatzu y sanación con el poder de pirámides y cristales.”
En el New Age se le otorga una importancia primordial a las creencias paralelas, como son el karma, la reencarnación, la energía universal, etc., y también, en este movimiento, se tiene un concepto de dios un tanto diferente de la idea de dios que poseen la mayoría de las religiones, en contraste con las tres principales religiones monoteístas, a saber el cristianismo, el judaísmo y el islamismo. Pero no sólo eso; ya que dentro del mismo New Age existen diferentes concepciones sobre dios, a saber: la atea, la energética y la politeísta.
En la primera concepción, se tiene la creencia de que no existe ningún dios, mucho menos un creador divino. Identificados, totalmente, como humanistas, los miembros del movimiento New Age ateos, le dan una gran importancia a la evolución, además ellos consideran, la salvación o la condenación eterna como una propaganda dañina de las distintas religiones.
En la segunda concepción de la deidad en el New Age, es decir la energética, ésta tiene más que ver con una energía o fuerza vital universal como fundamental en la parte divina de cada individuo. Por último, en la concepción politeísta, se tiene la creencia en muchos dioses, tanto en los considerados dioses paganos, como en los dioses de la naturaleza e incluso pueden ser considerados nuevos dioses.
A pesar de tener diferencias, estas concepciones del New Age, coinciden en algunos aspectos, tales es el caso que todas ellas tienen un rechazo sistemático a las instituciones reguladoras de la fe religiosa, sus prácticas y sus creencias, todo esto con la idea de que el hombre aspire a una realización soberana individual.
Aparte de las creencias paralelas, se adquieren una serie de valores que van encaminados a la paz, es decir virtudes morales, como la defensa del medio ambiente, de los animales, de la amistad, de la no violencia, del amor, entre otras. A esto se le suman algunas prácticas y tradiciones que tienen su origen en Oriente como la proyección astral, reflexología, iridología, cromoterapia, gemoterapia, cristaloterapia, shiatzu, yoga, meditación, adivinación, feng shui y un larguísimo etcétera.
Bednarowski (1992) y Heron (1994) citados por Carozzi (Ibíd., p. 21) mencionan que los pensadores del New Age tienen las siguientes creencias comunes:
“1) la insistencia en la necesidad de una nueva visión del mundo y del hombre que abarque y sintetice en una totalidad coherente los dualismos que son por ellos considerados como el producto de una cosmovisión iluminista perimida (ciencia/religión, cuerpo/espíritu, materia/conciencia, pensamiento/ sentimiento, masculino/ femenino, etc.; 2) la creencia en la inmanencia de lo divino, o lo absoluto, y en la interrelación de todas las cosas y seres; 3) un intenso optimismo acerca de la posibilidad de la transformación individual y social; 4) una preocupación por la ecología y por el desarrollo de una conciencia planetaria más que una nacional o internacional.”
Considerando lo antes mencionado, se entiende el retorno espiritual, como la característica de lograr una mayor flexibilidad y amplitud en el momento del desarrollo religioso personal y podría decirse que todo desemboca en un sincretismo espiritual; entendiendo por flexibilidad espiritual la posibilidad que tienen las personas de desarrollarse espiritualmente, sin estar atado a normas y reglas institucionales, la mayoría de las veces demasiado ortodoxas y/o estrictas, en este caso, impuestas por alguna iglesia.
Es importante resaltar la noción de espiritualidad que sustituye a las de religiosidad y religión, pues es sumamente relevante para el New Age el carácter intrínseco de desinstitucionalización y destradicionalización, es decir “la sensibilidad Nueva Era se caracteriza por un rechazo más o menos abierto y explícito de las autoridades externas, las instituciones religiosas y las tradiciones cerradas y dogmáticas” (Merlo, 2007, p. 67).
El poder ejemplificar el sincretismo espiritual, no es tan fácil como pareciera, debido a que por la propia característica del New Age, cada persona de manera individual toma lo que le cree necesario para su experiencia religiosa y espiritual, permitiéndole que dicha experiencia sea plenamente desarrollada. Así pues, cada persona genera su propio sincretismo espiritual basado en sus necesidades.
Para Carozzi este sincretismo se refleja en el New Age, sobre todo, cuando se refiere al misticismo:
“En general, cuando los creyentes de la Nueva Era hablan del misticismo, se refieren a la búsqueda de una experiencia personal de lo divino, a menudo buscada mediante la meditación. A fin de que accedan a tales experiencias se instruye a los seguidores para que se liberen de “apegos” a este mundo y para que alcancen un estado de desapego en el cual se liberen de las demandas de su ego. Existe en la Nueva Era una forma de eclecticismo obligatorio por el cual se le dice al individuo que cualquier camino que funcione para él es correcto” (op. cit., p. 21).
Hablando de esta flexibilidad es común que se lleguen a confundir fenómenos sociales similares, aunque no pertenezcan a este movimiento, un ejemplo del que pudiese ser catalogado erróneamente sería la cienciología.
Definición y características del New Age
Refiriéndose al New Age, Jorge Blaschke cita a Jean Delumeau indicando que son siete las características del New Age:
“1) la centralidad. Cada uno tiene que encontrar su camino entre los distintos caminos espirituales, todos son verdaderos, y no se trata de creer si no de experimentar. De ahí un rechazo a todo control institucional de creencias, ortodoxia o verdad única. 2) el objetivo de la transformación de uno mismo gracias a la utilización de las diversas técnicas que se ofrecen. Una transformación del cuerpo y espíritu. 3) la salvación buscada se relaciona con la vida terrenal, o sea la de aquí abajo. Así implica la salud, bienestar general, vitalidad y belleza. 4) existe un rechazo a los postulados dualistas de las religiones abrahámicas. No hay separación de lo humano y lo divino, natural y sobrenatural. Se está en contra de la separación entre hombre y naturaleza, divisiones nacionales y religiosas. La idea es una conciencia planetaria.5) desarrollo de optimismo en cuanto a las posibilidades del desarrollo del hombre, y renovado interés por la espiritualidad. 6) Aparición de una ética del amor, como abertura real del corazón. El origen del mal está en el miedo, la ignorancia, el miedo a descubrir la naturaleza divina de uno mismo. 7) Los grupos surgidos en el New Age, se constituyen en torno a dirigentes personalmente elegidos y reconocidos por sus cualidades y su itinerario ejemplar” (2003, pp. 261-252).
Jean Delumeau proporciona su propia definición: “El New Age corresponde ante todo a una subcultura del bienestar y del desarrollo personal y espiritual por medios diferentes de los que ofrecen la medicina y la religión cristiana” (1997, p. 545).
De hecho es un concepto que genera controversia, debido, en parte al descontento que provoca dicho movimiento en las cúpulas de la iglesia católica, siendo uno de los más críticos Ítalo Francisco Gastaldi (1995), que en su libro Educar y evangelizar en la posmodernidad acusa al movimiento de querer tener una estructura científica, cuestiona su sentido holístico indicando que se basa en verdades a medias, además de que al estar relacionado con la astrología sería otro de sus grandes errores.
El New Age y su relación con las religiones
Debido a la flexibilidad antes mencionada, es común que se conjuguen acciones pertenecientes a cualquier religión con las prácticas del New Age, lo anterior en relación con los creyentes, pero cómo es la relación con los jerarcas de cada iglesia, la relación es de distintos niveles.
Hablando de la religión católica en particular, ésta toma una postura totalmente en contra del New Age, sobre todo en los más altos niveles de la jerarquía eclesiástica. Como ejemplo de esto, baste la siguiente declaración hecha por el entonces papa Juan Pablo II en 1993 (citado por Norberto Rivera Carrera, 1996, s. p.) “Las ideas del New Age a veces abren camino en la predicación, la catequesis, los congresos y los retiros, y así llegan a influir incluso en los católicos practicantes que tal vez no son conscientes de la incompatibilidad de esas ideas con la fe de la Iglesia”.
Hablando de musulmanes y judíos, al no tener una cabeza visible en cuanto a su jerarquía, no dan declaraciones en contra del movimiento New Age, aunque sí se tiene un rechazo entre los seguidores más ortodoxos y tradicionalistas de ambas religiones.
Con la religión budista sucede algo particular, ya que la experiencia religiosa del New Age tienen algunas semejanzas con la misma, lo que hace que no tengan una relación antagónica y por ende, no se padece ningún rechazo sistemático a las creencias del movimiento New Age.
Hablando del fenómeno New Age en este país, autoras como De la Torre Castellanos (2006) y Gutiérrez Zúñiga (2000) coinciden en que es un movimiento social que en México está presente primordialmente en las clases medias y altas.
Cronológicamente Gutiérrez Zúñiga, identifica la llegada de ciertos movimientos con características de New Age en México desde la década de los 70. La causa principal de esto es la influencia que históricamente ha tenido Estados Unidos sobre nuestro país, y ni se diga su extensa comercialización y producción mediática con temáticas de religiosidad paralela.
Las autoras antes mencionadas coinciden en otro sentido fundamental y es el término de religiosidad “a la carta”, que se puede entender como la flexibilidad que tiene cada persona de experimentar su propia práctica religiosa y espiritual, de acuerdo a sus necesidades particulares.
Otra coincidencia más se da cuando ambas tienen la idea de que la práctica religiosa y espiritual se ve tocada por los intereses del mercado. “Muchos de los conceptos que utilizamos sugieren que las religiones y prácticas religiosas han ido adecuando sus reglas de juego a las reglas propias con que funciona la economía del mercado” (De la Torre y Gutiérrez, 2005, p. 56). Lo anterior se menciona basándose en conceptos frecuentemente utilizados en la sociología de la religión como capital simbólico y mercado religioso entre otros.
De acuerdo a De la Torre Castellanos, es importante darle el lugar que se merecen los medios de comunicación al favorecer los cambios en las percepciones y prácticas culturales enfocadas al desarrollo de la espiritualidad.
"El fenómeno de la religiosidad a la carta está íntimamente asociado con la masificación mediática del consumo esotérico; sin embargo, los cambios profundos no pueden apreciarse analizando la inclusión de contenidos mágicos o religiosos en las programaciones de los medios masivos, sino atendiendo a las transformaciones que a partir de la mediación masiva están ocurriendo en el plano de las prácticas culturales. Aunque un rasgo de esta religiosidad es la supremacía del individuo como agente de su propia composición de creencias y marco legitimador de la experiencia religiosa, no hay que perder de vista que dicho fenómeno es efecto de la cultura mass mediática, pero en interconexión con un circuito mercantil de establecimientos tiendas y centros esotéricos (para el caso de la neomagia) y con una red de nuevos movimientos religiosos (para el caso del new age). Es por ello que no deben de atenderse por separado los procesos de individualización de las creencias, sino en su intermediación con los proceso de mercantilización y consumo de los productos, servicios y bienes simbólicos que promueven un estilo basado en el consumo, por medio del cual los individuos experimentan su relación personal e íntima con lo trascendente" (De la Torre, 2006, p. 39).
Aunque el resultado de dicha influencia da como resultado una mercantilización y genera una lógica de consumo. El fenómeno de la religiosidad a la carta está íntimamente asociado con la masificación mediática del consumo esotérico.
Al igual que De la Torre Castellanos, Gutiérrez Zúñiga identifica que además de los movimientos internos de New Age, éstos y sus seguidores siguen una lógica de “trasnacionales con un interés propiamente mercadotécnico” (2000, p. 335).
Ambas autoras coinciden en el carácter mercantil de las creencias religiosas, cuando señalan lo siguiente:
“Por otro lado, la publicidad ha sido muy receptiva para incorporar al mercado aquellas sensibilidades que incluso han surgido como propuestas contraculturales a la sociedad monetarizada y de consumo. Por ejemplo la industrialización y mercadeo de la gama de productos y servicios del signo New Age, cuyo mensaje inicial se oponía a la lógica de producción y consumo del mercado, que operan con la única lógica de la ganancia, espoliándolo y destruyendo la naturaleza, avasallando los sistemas culturales y las tradiciones espirituales que se resisten a su instrumentalismo ‘racionalista’ y ‘materialista’. Sin embargo, su comercialización ha convertido el discurso New Age en una ‘mercancía por desviación’. Sus centros, deliberadamente, lejos de la figura de la iglesias, adoptan la forma de establecimiento culturales-comerciales, que ofrecen alivio y consejo espiritual por medio de consultorías parapsicológicas y terapéuticas en general, o entrenamientos profesionalizados en alguna de las técnicas alternativas recientemente descubiertas y/o rescatadas, –que eventualmente le permitirán al cliente convertirse en proveedor- libros, conferencias y toda una gama de objetos para la realización de rituales individuales y colectivos. Este consumo se convierte en el signo, el medio y el fin de esta particular participación en una red de ‘espiritualidad alternativa’ que espera propiciar el advenimiento de un mundo mejor.” (De la Torre y Gutiérrez, 2005, p. 57).
Un aspecto nuevo que incluyen en su trabajo es lo relacionado con la sobremercantilización de productos religiosos, que en el momento de que se relaciona con la ya antes mencionada flexibilidad que da el movimiento New Age se potencializa dicha mercantilización generando, de cierto modo, una desviación de su objetivo inicial.
Aquí cabría cuestionarse, cómo es que a pesar de ser México un país con un índice de católicos del 83.9% y, particularmente, el estado de Jalisco donde el porcentaje se incrementa al 93.1% (INEGI, 2010), y que, en particular, la ciudad de Guadalajara ha sido reconocida siempre por ser una sociedad en extremo conservadora, se dé este fenómeno.
Dos motivos diferentes parecieran válidos para intentar responder al cuestionamiento anterior, por un lado el desconocimiento del fenómeno New Age y la penetración e influencia de los medios de comunicación en el desarrollo espiritual de la persona.
A continuación una cita que toca el primer motivo, anteriormente mencionado:
“Lo cierto es que muchas personas –entre las que me incluyo-, son consumidores de prácticas New Age, pero de ninguna manera se catalogarían a sí mismas como pertenecientes o integrantes de un movimiento social así denominado, desconocen su existencia y rechazarían ser partícipes de una creencia religiosa” (Collin, 2007, pp. 19-20).
Por otro lado, cómo se puede explicar el otro argumento, es decir, el de la penetración de los medios de comunicación, primero entendiendo que los medios de comunicación por sí mismos, no desarrollarían ningún fenómeno en particular, pero sí podrían influenciar en las personas que cotidianamente atienden a los medios de comunicación. Comprendido esto sólo habría que aclararlo con un concepto, el cual es clave y fundamental para poder entender este fenómeno y este concepto es el de audiencia.
Denis McQuail (1997) menciona que el origen histórico de la audiencia se remonta a civilizaciones antiguas en donde se le denominaban audiencia a todos los espectadores de representaciones tales como teatro, juegos, y diversos espectáculos, que se han dado históricamente en diversas culturas y etapas históricas. Aunque dicha información nos proporciona un origen y contexto histórico, aquí necesitamos el concepto de audiencia según los medios de comunicación y el mismo autor hace un análisis de la diferente conceptualización de audiencia que se han sido dadas por diversas corrientes del pensamiento comunicacional. Dentro de las distintas concepciones de la audiencia, hay tres que se adaptan perfectamente, para poder explicar el desarrollo del fenómeno del New Age influenciado por los medios de comunicación y son las siguientes: “la audiencia como un conglomerado de espectadores, lectores, radioescuchas y telespectadores, la audiencia como público o grupo social y la audiencia como mercado” (Ibíd., pp. 279-282).
La primera definición es válida, aunque limitada, pues sólo se centra en el aspecto cuantitativo de los consumidores de los medios, hablando en el caso específico de la ciudad de Guadalajara, en la actualidad podrían entrar los radioescuchas que seguirían el programa radiofónico La interpretación de los sueños que conduce Guillermo Lares Lazaritt (Don Justo Preciso) en la estación de frecuencia modulada Fórmula Melódica (97.9), o las personas que ven el programa de TV Fuerza Cósmica la cual es trasmitida por el canal de televisión 4 local, así como los que asiduamente leen la sección de horóscopos de algún diario local.
Este tipo de presencia del fenómeno New Age coincide en varios aspectos con la cita anterior de Collin, en el sentido que la mayoría de la audiencia desconoce la existencia del New Age y aun así forman parte del conglomerado de la audiencia dichos productos mediáticos.
La segunda conceptualización, se entiende cuando se conoce el fenómeno a fondo y se les considera, a quienes forman parte del movimiento New Age, como un grupo social, siendo las características que debería tener este grupo el tener normas y valores afines al grupo, tener identificados roles para cada individuo dentro del grupo, una estructura definida y un objetivo común. Para dar algunos ejemplos del movimiento New Age que tendrían dichas características serían: El nuevo pensamiento, La iglesia universal y triunfante, El puente de la libertad, Alfa y omega, Antroposofistas, Escuela arcana, Cristianismo esotérico, Logosofistas, Fraternidad rosacruz, Neotemplarios, Hermetistas, entre otros.
El caso de Radio Fantasmas, un parte aguas del New Age en Guadalajara
En lo relativo al fenómeno New Age en Guadalajara, y tomando ahora la tercera concepción de audiencia, es conveniente resaltar el caso de Radio Fantasmas, un verdadero estandarte de los programas de este género en la ciudad de Guadalajara, Jalisco y con mucha injerencia dentro de su tipo.
“Radio Fantasmas fue el nombre de un programa de radio comercial que tuvo su auge a finales de los años ochenta y mediados de los noventa, y que despertó el interés en Guadalajara por los temas esotéricos. Comenzó como un programa que permitía la participación activa de los radioescuchas, que eran invitados a platicar historias sobre “aparecidos”, fantasmas, casas embrujadas, hechizos, etcétera (…) La idea del programa mencionado surgió de otro que se transmitió en los años cuarenta, durante nueve años, por la XEW, llamado “El loco del campanario”. En él se hablaba de fantasmas, mitos y leyendas. Con el auge de la televisión, la radio perdió influencia y el programa dejó de transmitirse. En 1990, un grupo de empresarios del medio retornó esta idea y produjo Radio Fantasmas, que ocupó el horario de 9 a 12 de la noche. Tuvo un éxito impresionante, y durante años alcanzó los más altos niveles de rating radiofónico en Guadalajara” (De la Torre y Mora, 2001, pp. 122,123).
En un principio, en el programa se relataban las diversas historias de fantasmas que los pobladores de la ciudad expresaban. Fue fundamental el hecho que los radioescuchas se comunicaban a la estación de radio para hablar acerca de sus historias y contar sus experiencias sobrenaturales, y eso mismo generó un interés entre el auditorio, porque no eran los productores los que hablaban de sus historias, sino que eran los mismos radioescuchas los que lo hacían.
Dentro de este programa radiofónico los temas más sobresalientes eran las leyendas urbanas, pero se aprovechaba la ocasión para invitar a los radioescuchas a asistir a eventos de tipo paranormal y se alentaba a la investigación de casos paranormales y sobrenaturales, a veces invitando a especialistas en cada tema.
Posteriormente, su abanico de opciones y contenidos se fue ampliando, sobre todo con la participación de expertos de diversas áreas temáticas, en su mayoría astrólogos, brujos o parapsicólogos.
Es allí cuando, además de contar sus historias, los radioescuchas acudían al programa radiofónico Radio Fantasmas buscando ayuda de los expertos para pedirles soluciones a sus males o problemas, y eran estos “especialistas” o “expertos” quienes les hacían recomendaciones para intentar darle solución a sus asuntos, pero además les recomendaban siguieran con el tratamiento de sus problemas en los despachos particulares de cada especialista en turno.
Podría decirse que Radio Fantasmas fue mucho más que un programa de radio, dado que revolucionó el imaginario colectivo en la sociedad tapatía, y generó un auge de consumo de productos encaminados al desarrollo óptimo de la espiritualidad individual buscada en el New Age.
Un ejemplo de este cambio en el imaginario colectivo que se da gracias al programa radiofónico Radio Fantasmas, cuando se decidió emplear el término “parapsicólogo”, cuando se hablaba de los brujos.
“[…] se introduce el tema de la brujería, para lo cual se invita al programa a los brujos tradicionales que trabajaban en los mercados populares. Poco después, y por cuestiones de mercadotecnia, los productores optan por cambiarle el nombre a los brujos, y llamarles <parapsicólogos> decisión que permite invitar a especialistas en temas de parapsicología, cartomancia, astrología, ciencias ocultas, adivinación, chamanismo, etc.” (Ibíd., p. 123).
Viéndolo en perspectiva, el cambio parece sin sentido y hasta imperceptible pero fue mercadológicamente bien planeado y ejecutado, pues se buscaba con esta idea acceder a un mercado más amplio, es decir acrecentar sus consumidores entre las clases media-alta y alta. Ya que no es lo mismo recurrir a los servicios de un parapsicólogo que a los de un brujo.
En ese sentido, esto es sólo la punta del iceberg, ya que debido al formato que adquirió Radio Fantasmas creó una demanda creciente de una amplia variedad de productos y servicios esotéricos en la ciudad, que al ser satisfecha generó y desarrolló la comercialización de las creencias alternativas en Guadalajara. Un ejemplo se puede ver a continuación:
“En los últimos diez años han brotado un sin fin de establecimientos que mercantilizan una diversidad de productos que son consumidos y usados en el marco de experiencias místicas. Libros de magia, adivinación, saberes esotéricos, seres celestes y tradiciones orientales han inundado los estantes de las librerías y de los establecimientos de autoservicio. Asimismo, de reciente aparición han sido las tiendas esotéricas o naturistas, donde se vende todo tipo de fetiches (budas, duendes, hadas, tarots, pirámides, cuarzos, inciensos), una amplitud de terapias curativas o relajantes (aromaterapia, musicoterapia, flores de Bach, centros de yoga y meditación, etc.). Esos artículos y servicios no sólo han invadido los comercios de las clases medias y altas de las ciudades, sino también se hacen visibles en los puestos de yerberos de los mercados tradicionales, donde comparten espacio con los saberes de la medicina y la magia popular” (Ibíd., p. 121).
Este punto es muy delicado, pues se camina sobre una cuerda muy delgada entre la realización espiritual y el consumismo que algunos autores como Blaschke, ya advertían: “en algunos casos claros sincretismos, en otros también hay que decirlo, pura parafernalia y estafa de quienes vieron su ‘agosto’ en esta tendencia y quisieron enriquecerse con ella” (2003, p. 261).
Precisamente fueron problemas de carácter de mercado y de consumo los que generaron la desaparición del programa radiofónico Radio fantasmas, diferencias irreconciliables entre los productores y los ahora llamados parapsicólogos:
“Dentro del proyecto de Radio Fantasmas, se vivió la confrontación entre dos concepciones… por un lado para los productores reconvertidos en parapsicólogos, ésta representaba una actividad comercial, mientras que para los curanderos provenientes del ámbito popular, no era sólo un servicio, sino un compromiso con Dios, pues de Él venía el don extraordinario. Estas diferencias en el interior del equipo provocaron su división a finales de los años noventa” (De la Torre, 2006, p. 37).
Dichas diferencias eran marcadas principalmente por la finalidad que buscaba cada parte, por un lado, el sentido lucrativo de unos, el cual para muchos era su objetivo final, mientras que para la otra parte del grupo de trabajo que hacía posible el programa, le desagradó esa idea, pues su motivación era ayudar a las personas y difundir el movimiento.
Así fue como llegó a su fin este programa radiofónico, aunque es importante resaltar que algunos colaboradores del programa, siguieron en el negocio con otros nombres y proyectos similares, pero nunca tuvieron ni remotamente la relevancia de lo que llegó a ser el original.
Para concluir, hay que subrayar que el New Age no es una religión, ni una secta, ni una organización científica, filosófica, etc. La manera más concreta y fácil de entenderlo sería considerarlo como un movimiento social y cultural, siendo una de sus características más importantes el rechazo que tiene a las instituciones religiosas.
La flexibilidad es un aspecto fundamental en el New Age y es tan notorio que pueden encontrarse en el mismo tantas variantes como creencias puedan haber; así se generan abanicos amplios de creencias y prácticas. Es por lo mismo que los individuos que forman parte de este movimiento pueden escoger y crear su religiosidad “a la carta”, lo que les permite desarrollarse espiritualmente de acuerdo a sus necesidades, sobre todo, sin ataduras institucionales o dogmáticas. Dicho de otra manera en el New Age existe una forma sincrética o ecléctica, casi obligatoria, mediante el cual se le dice a la persona que cualquier camino que escoja y le sirva será el correcto.
Como se vio a lo largo de este trabajo, el concepto de dios ha sido, a lo largo de la historia, fundamental para todas las religiones, y aunque ya se mencionó que el New Age no es una religión, utiliza el sincretismo o eclecticismo espiritual al construir sus propias concepciones sobre la deidad.
Otro aspecto relevante es que el New Age tiene gran presencia alrededor de todo el mundo, aunque, es importante resaltar que la gran mayoría de los adeptos al movimiento desconocen que forman parte del mismo, debido, la mayoría de las veces, a la falta de conocimiento sobre este fenómeno.
En México la presencia del movimiento New Age se remonta a la década de los 70 y se debe principalmente a dos motivos, uno es la proximidad con los Estados Unidos y dos, la gran penetración de los medios de comunicación.
El surgimiento del New Age en Guadalajara, es muy particular, ya que esta ciudad ha sido considerada siempre una de las ciudades más conservadoras y católicas de México, lo que, en un principio, podría pensarse como un obstáculo para el establecimiento y desarrollo de este tipo de movimientos.
Para intentar justificar el por qué se da un movimiento que tiene evidentes consignas en contra de la iglesia católica en una ciudad como Guadalajara, se debe tomar en cuenta el papel que han jugado los medios de comunicación y la influencia que han tenido en algunos sectores de la audiencia.
El ejemplo más patente de la preponderancia mediática en Guadalajara y de su influencia en el imaginario colectivo de la población fue el surgimiento, desarrollo y consolidación del programa radiofónico Radio Fantasmas el cual provocó la apertura de espacios para la difusión de creencias y prácticas esotéricas (que forman parte del New Age) que anteriormente se denostaban en la ciudad.
Por último, hay que subrayar la relación que tuvieron las creencias y las prácticas del New Age con los medios de comunicación, lo que a la postre trajo como consecuencia una práctica de consumo que originó una desmedida mercantilización.
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¿Cómo citar?
CASTILLO GONZÁLEZ, F. (2012, marzo). El New Age y su presencia en Guadalajara, en Paakat: Revista de Tecnología y
Sociedad. Año 2, Número 2, marzo-agosto 2012.
1Estudiante de la Licenciatura en Sociología, Universidad de Guadalajara.
PAAKAT: Revista de Tecnología y Sociedad, año 12, número 23, septiembre 2022 - febrero 2023, es una publicación electrónica semestral editada por la Universidad de Guadalajara, a través de la Coordinación de Recursos Informativos del Sistema de Universidad Virtual. Av. La Paz 2453, Col. Arcos Sur, CP 44140, Guadalajara, Jalisco, México. Tels. 33 32 68 88 88 y 33 31 34 22 22, ext. 18775. Dirección electrónica: http://www.udgvirtual.udg.mx/paakat/index.php/paakat. Correo electrónico: paakat@udgvirtual.udg.mx. Editor responsable: Dr. Lázaro Marcos Chávez Aceves. Número de Reserva de Derechos al Uso Exclusivo del Título de la versión electrónica: 04-2011-111117155600-203, e-ISSN: 2007-3607, otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la última actualización de este número: Sistema de Universidad Virtual, José Antonio Amaro López. Fecha de la última modificación: 28 de agosto de 2022.
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