Desparasitación

Desparasitarse: un acto de limpieza física, mental y espiritual

En un mundo cada vez más consciente de la salud integral, uno de los temas que lentamente ha comenzado a ocupar el lugar que merece es la desparasitación. Y no, no se trata solo de una recomendación médica rutinaria para niños o animales domésticos. Hablamos de un acto profundo, radical y muchas veces postergado: liberar al cuerpo de cargas invisibles que afectan no solo el sistema digestivo, sino también nuestra energía vital y claridad mental.

La ciencia ya ha documentado que una gran cantidad de enfermedades crónicas, inflamaciones, alergias, problemas de piel, fatiga persistente, niebla mental e incluso desequilibrios emocionales pueden estar relacionados con la presencia de parásitos intestinales. Estos microorganismos, aunque silenciosos, se alimentan de nuestros nutrientes, afectan el funcionamiento de órganos clave y alteran nuestra microbiota intestinal, que hoy sabemos, está directamente conectada con la salud mental y el sistema inmunológico.

Pioneros como el Dr. Hulda Clark, famosa por su libro “La cura para todas las enfermedades”, o el Dr. Robert Morse, quien dedicó su vida al estudio de la desintoxicación celular profunda, han hablado con claridad sobre el papel de los parásitos en el deterioro de la salud y la necesidad de abordarlos con conciencia y responsabilidad.

También figuras contemporáneas de la medicina integrativa como la Dra. Natasha Campbell-McBride (creadora del protocolo GAPS) han documentado cómo ciertos desequilibrios digestivos y neurológicos pueden mejorar notablemente al tratar infecciones parasitarias, muchas veces ignoradas en la medicina convencional.

Así como nos duchamos cada día o limpiamos nuestros espacios físicos, desparasitar el cuerpo debería formar parte de una rutina preventiva de bienestar. Dependiendo del entorno, estilo de vida, alimentación y contacto con animales, la presencia de parásitos puede mantenerse de forma crónica y silenciosa durante años. Lo que muchas personas experimentan como cansancio constante, ansiedad sin causa aparente, irritabilidad o dificultad para concentrarse puede tener su raíz en un cuerpo que está luchando por mantenerse limpio desde dentro.

Las herramientas naturales para desparasitar —como el uso de plantas amargas (ajenjo, clavo, nogal negro), protocolos con enzimas, ayunos intermitentes y probióticos— han sido utilizadas por culturas ancestrales durante siglos. Hoy, la sabiduría herbal y la ciencia moderna se encuentran para ofrecer abordajes integrales, seguros y efectivos.

Ahora bien, más allá de lo fisiológico, la desparasitación es también un acto espiritual.
Cuando decidimos liberar al cuerpo de parásitos, estamos simbólicamente diciendo “no” a todo lo que nos invade, nos roba energía, nos drena. Estamos haciendo espacio para volver a nosotros mismos, para limpiar memorias de escasez, dependencia o toxicidad que muchas veces también se “pegan” como energías parasitarias.

En tradiciones chamánicas y ancestrales, las limpiezas de parásitos no solo son físicas, sino energéticas. Se hacen acompañadas de rituales, baños de hierbas, rezos o meditaciones. Porque cada acto de limpieza interna puede ser una puerta de acceso a un nuevo estado de consciencia.

La mayoría de los expertos sugieren al menos una o dos veces al año realizar un protocolo de desparasitación, idealmente guiado por un profesional de salud integral. Es fundamental apoyar el proceso con una dieta antiinflamatoria, buen descanso y gestión emocional, para que el cuerpo pueda liberarse en todos los planos.

En un tiempo donde se nos invita a ir hacia adentro, revisar lo que cargamos y limpiar lo que ya no nos sirve, desparasitarse es un gesto de amor propio. Es recordar que merecemos habitar un cuerpo limpio, una mente clara y un alma en paz.

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