Adicción al azúcar
Existe un gran número de estudios que intentan justificar nuestra afición al azúcar, muchos relacionados con la liberación de dopamina en el cerebro que se termina traduciendo en sensaciones de placer cuando la consumimos. ¿Somos adictos al azúcar? Antes de nada será necesario aclarar una serie de conceptos.
¿QUÉ ES LA DOPAMINA Y PARA QUÉ SIRVE?
La dopamina es una molécula que produce nuestro cuerpo. Según Cognifit, puede definirse como un mensajero químico, un neurotransmisor, que se encarga de enviar las señales del sistema nervioso central (del cerebro). Esta sustancia es la responsable de pasar la información de una neurona a la siguiente.
Los efectos que produce la dopamina en nuestro cerebro dependen de múltiples factores, y de con qué otros neurotransmisores se combine. Aunque al principio se creía que esta sustancia estaba relacionada con el placer consumado real (“el gustar”), en los últimos tiempos se ha argumentado que la dopamina está más asociada con el deseo anticipatorio y a la motivación(el “querer”).
La dopamina está implicada en la activación de los sistemas de recompensa cerebrales, sobretodo del núcleo accumbens. Este núcleo es una estructura clave en el despliegue de conductas ante estímulos con carga emocional, tanto positivos como negativos, y es considerado el principal centro del placer del cerebro.
La exposición repetida a una sustancia adictiva o conducta provoca que las células nerviosas en el núcleo accumbens y en la corteza prefrontal (área implicado en la planificación y toma de decisiones) se comuniquen. De esta manera que se asocia el que nos guste algo con quererlo, haciéndonos ir a por ello.
“Es hora de conocer y decidir qué, cuánto y cómo comemos”, señala Rafael Guardeño.
¿SOMOS ADICTOS AL AZÚCAR?
Intentando ir más allá y buscar respuestas a esta pregunta hemos recurrido al experto en nutrición y director de Truefoods, Rafael Guardeño, para entender qué es lo que ocurre.
“Nuestra afición por el azúcar viene de nuestro instinto de supervivencia, la glucosa es nuestro combustible por excelencia, exclusivo en el caso del cerebro, hace no muchos años, cuando el hombre no vivía en la abundancia, los alimentos eran un bien escaso y el azúcar una recompensa para el organismo y nuestro cerebro”, explica Guardeño, que además matiza: “he escuchado a más de un médico hablar de el “problema” de la abundancia de productos azucarados y es hora de conocer y decidir qué, cuánto y cómo comemos.
True food
Belén María Bloksa
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