La glándula pineal -
Cómo abrir el Tercer Ojo
«Cada hombre sobre la faz de la tierra,
tiene un tesoro que lo está esperando»
– El Alquimista-
Todos hemos leído alguna vez acerca de éste órgano místico y enigmático, invisible y todopoderoso, esencia de nuestra participación en la divinidad, fuente de sabidurías arcanas que nos llegan desde la nebulosa etapa anterior al nacimiento. El Tercer Ojo tiene la capacidad de abrir nuestra mente y conducirla a las mismas puertas del Paraíso.
¿Pero, existe de verdad o es sólo el fruto de imaginaciones exaltadas?
Intentaremos acercarnos a la respuesta a lo largo de éste breve artículo.
DE LA FILOSOFÍA A LA MITOLOGÍA. El Tercer Ojo siempre ha estado presente.
En la antigüedad se pensaba que los ojos eran canales directos que conducían hasta el alma. Así lo creyó Leonardo Da Vinci, al afirmar tan poéticamente que “Los ojos son el espejo del alma”
Por su parte, Demócrito declaró en su “Doctrina de las Imágenes” que las percepciones visuales eran causadas por objetos externos que lanzaban imágenes o moldes de sí mismos. Estas imágenes, después de entrar a través de los ojos, provocaban que el alma se sacudiera, y en consecuencia el hombre experimentaba todo tipo de sensaciones.
Es decir, ya en épocas pasadas se creía que las emociones emergían a través de los ojos. Igualmente éstos permitirían la salida de fuerzas y extraños poderes interiores.
Tal creencia les parecía verosímil a los antiguos, porque los ojos en sus expresiones, pueden revelar emociones humanas muy profundas, aunque los rasgos faciales o el resto del cuerpo permanezcan absolutamente inmóviles.
De hecho, el famoso ‘Mal de Ojo’ tiene su origen en la convicción de que los sentimientos intensos cómo el odio, se transmiten a través de los ojos creando una substancia invisible y etérea que continúa existiendo de forma independiente, incluso tras la muerte del transmisor.
Por contra, “El Ojo que todo lo vé” de Horus personificaba para los egipcios la consciencia que todo lo penetra, la Divina Visión de Dios, fuera de la cuál nada existe y de la cuál nada se esconde. Es éste uno de los símbolos más utilizados por el hombre, con un significado que se ha perpetuado a lo largo de los siglos.
Por otro lado, son famosas las leyendas griegas de los tres Cíclopes: Bronte, Steropes y Arges. Se decía que tenían un gran ojo relampagueante entre la nariz y las cejas. Las primeras representaciones artísticas de los Cíclopes los muestran con un rayo de luz que emana de este ojo único, revelando que el órgano fabuloso no sólo podía ver, sino también irradiaba algún tipo de poder.
Así pues, las narraciones sobre el Tercer Ojo tienen raíces muy antiguas.
¿QUÉ ES EXACTAMENTE EL TERCER OJO? Referencia a la Glándula Pineal
En definitiva el Tercer Ojo es una puerta que se abre al espacio de la consciencia y a los mundos interiores, permitiendo al hombre percibir la existencia de cosas no visibles para los otros dos ojos.
Está situado exactamente sobre el puente de la nariz, y es el principal órgano para gobernar y despertar al cuerpo de energía superior.
En la práctica actúa como un transmisor de radio que cuándo se activa, sintoniza frecuencias más altas de energía y, en consecuencia, puede conducir a estados de consciencia más elevados.
Tradicionalmente, se le ha vinculado con la Glándula Pineal y con el Sexto Chakra Ajna, que simboliza la conexión del alma con el cuerpo.
En nuestro mundo existen muchos factores importantes para llevar una buena vida física y espiritual.
La Naturaleza no nos ha privado de medios para utilizar dichos factores. Entre ellos destacan las glándulas endocrinas y los centros psíquicos.
Una de las glándulas fundamentales es la Glándula Pineal a la que Descartes llamó: “Gran Asiento del Alma”.
Está ubicada cerca del centro del cerebro, entre los dos hemisferios; metida en un surco dónde los dos tálamos se unen, en la región denominada Epitálamo.
La Ciencia la considera una glándula endocrina más, que simplemente afecta a la modulación de los patrones del sueño, negándole cualquier tipo de cualidad metafísica. Sin embargo, todas las disciplinas filosóficas espirituales le atribuyen un papel esencial para alcanzar estados elevados de consciencia, al igual que estudian el significado místico de los sueños y demás fenómenos que la Ciencia no es capaz de explicar.
Podemos aprender a expandir la Glándula Pineal mediante ejercicios de Meditación, y al expandirla obtenemos sensaciones físicas, como una pulsación, un pequeño latido o una sensación de calor. Estas sensaciones habitualmente se transfieren a la parte delantera de la cabeza, más o menos entre los ojos.
De ahí su identificación con el Tercer Ojo.
Su labor es tan vital cómo supone el servir de puente mediante el cuál la Sabiduría Divina pasa a la mente mortal del hombre, siendo traducida a nociones y conceptos comprensibles.
Es decir, el Tercer Ojo nos transmite el entendimiento de los maravillosos reinos alejados de lo físico, y nos ayuda a absorber su Sabiduría en términos que el cerebro humano puede asimilar.
¿CÓMO ABRIMOS EL TERCER OJO? : Ejercicios Espirituales
Algunas personas parecen tener un talento natural para ello, o incluso se dice que nacen con una intuición extraordinaria, sensibilidad esotérica, poderes psíquicos etc, porque han nacido con su Tercer Ojo abierto.
A otras en cambio, les cuesta bastante más esfuerzo alcanzar semejante grado de consciencia.
Lo más importante antes de dar el primer paso, es estar completamente seguros de ello.
Tener en cuenta que la apertura del Tercer Ojo supone ser conscientes de la realidad que nos rodea de un modo que en nada se asemeja a lo que ya conocemos.
En última instancia, el miedo puede jugarnos malas pasadas que perjudicarían gravemente nuestra salud física y mental, así que debemos saber muy bien lo que estamos haciendo antes de pensar siquiera en intentarlo.
Pero si estáis decididos, ¡adelante!
En primer lugar, hay que recordar cómo el mundo está dividido en siete planos o estratos interpenetrantes: solido, líquido, gaseoso y cuatro clases de éter.
El ojo físico sólo puede percibir las vibraciones de los tres primeros planos. El Tercer Ojo registra las vibraciones de los otros cuatro.
Las criaturas físicas tienen su expresión final exterior en forma sólida.
Pero muchos otros seres, cómo los ángeles o las criaturas elementales, tienen su expresión final exterior en forma de éter o “materia etérica”.
Cuando el Tercer Ojo se abre, el individuo comienza a ver todas éstas criaturas a su alrededor, y sus actividades en el éter, aproximándose a la realidad de un modo que resultaría inquietante para el estudiante mal preparado.
Sin embargo, para quién tiene un estricto control sobre sí mismo y sujeta sus miedos con mano firme, el Tercer Ojo es una herramienta extraordinaria, ya que la mente tiene poder sobre todo lo que puede visualizar.
Por ejemplo, podrá entender mejor sus pensamientos y verá lo que sucede con ellos utilizándolos para mejores y mayores propósitos, y comprenderá la vida de los éteres, al ser consciente de las actividades que allí se realizan.
En un nivel más avanzado accederá al conocimiento de la Cuarta Dimensión, estudiará los registros de la historia terrenal existentes en el éter en forma fotográfica. e incluso llegará a obtener el poder de penetrar conscientemente en todas las direcciones al unísono y en los avances y retrocesos a través del tiempo (recordar que según las Leyes de la Física, Tiempo y Espacio son atributos que el ser humano sólo percibe de forma limitada y distorsionada).
El buscador de la Verdad que haya despertado su Tercer Ojo y quiera alcanzar tan altos niveles, deberá aprender a discriminar todo ese complejo de sensaciones y a dominar tales actividades de interpenetración, movimiento o cambio. La tarea es extraordinariamente difícil e inimaginable para un hombre corriente y se requiere instrucción y ayuda de manos expertas.
Pero también es posible despertar el Tercer Ojo simplemente para aumentar nuestra percepción y convertirnos en mejores personas.
Perseguir metas más altas queda en las manos de cada lector ya que nadie puede poner límites a nuestros sueños, salvo nosotros mismos.
Muy bien. ¿Qué podemos hacer para despertar nuestro Tercer Ojo? Veamos unos ejercicios básicos.
-Elegir una habitación tranquila dónde nadie os moleste al menos en una hora. Ésto incluye mascotas, niños, vecinos, música, ruidos de la calle o llamadas telefónicas.
-Sentarse en una posición de Meditación (es necesario previamente dominar la técnica de meditación aunque sea de un modo básico) o bien tumbarse en el suelo; cómo uno prefiera. Cerrar los ojos.
– Permanecer durante varios minutos centrándose sólo en la respiración. Relajarse, deshacerse de las tensiones y problemas del mundo externo; dejar que los pensamientos fluyan libremente. Ahora mismo no se trata de visualizar ni de concentrarse en nada, sino de fluir con la energía de un modo natural.
-Poco a poco, sin forzar la mente, ir desviando la atención a la zona del entrecejo. Seguir con los ojos cerrados.
– Muy despacio, hacerse más conscientes de la zona que nos interesa. Dejar que la respiración se suceda con naturalidad y permanecr tranquilos. Enfocarse en el área del entrecejo no significa mover los globos oculares hacia arriba cómo si uno intentara observarla, sino sencillamente estar conscientes de dicha área. Si hubiera una tensión excesiva en los globos oculares se bloquearía el flujo de energía.
– Colocar lentamente la palma de la mano frente al área del entrecejo, sin que la mano toque la piel, a una distancia de unos tres a cinco centímetros. Durante algunos minutos, permanecer en ésta postura sin que los dedos toquen la frente.
– Esperar la aparición de una vibración en el entrecejo; puede venir en forma de picazón, de presión o de sensación de peso. No lo forcéis. Permanecer quietos y permitir que llegue. Seguir con los ojos cerrados.
– Cuando se percibe la más leve sensación fisica en el entrecejo, acercar los dedos índice y medio a la frente; tocar suavemente entre las cejas y hacer una presión ligera cómo si quisiéramos abrir una abertura.
– Abrir los ojos y parpadear algunas veces. Ahora cerrar los ojos de nuevo y visualizar una abertura donde están tocando los dedos.
–Abrir los ojos y comenzar a parpadear otra vez, pero ésta vez visualizando el Tercer Ojo que también parpadea. Cerrar los ojos.
-Repetir hasta sentir realmente la abertura del Tercer Ojo en el extremo de los dedos.
-Ahora retirar los dedos, visualizando el Tercer Ojo abierto.
-Permanecer al menos diez minutos con los ojos cerrados, conscientes únicamente de la abertura del Tercer Ojo.
Hay que estar absolutamente inmóvil, sintiendo la energía en torno a uno mismo. Cuánto más inmóvil se esté, más intensa será la sintonía.
– Abrir los ojos y observar. Quizás al principio os duela un poco la cabeza, pero es perfectamente normal. Lentamente vuestra visión se irá agudizando y podréis distinguir luces o colores; tal vez veréis siluetas luminosas que rodean el contorno de las cosas y que constituyen su cuerpo etéreo. Con el tiempo, conseguiréis ver las auras y las criaturas etéricas de las que hablábamos antes.
A medida que practiquéis, no serán necesarios tantos pasos para abrir el Tercer Ojo. Bastará con desearlo y visualizarlo directamente.
Si la experiencia os resulta demasiado intensa en cualquier momento del proceso, basta con abrir los ojos y pensar en otra cosa para volver al estado normal de conciencia. No tengáis miedo. El miedo es el enemigo más poderoso del buscador de la Verdad.
Recordar siempre que la capacidad de entender es el mayor atributo que la mente humana puede cultivar.
AUTORA: Eva Villa.
Comentarios
Publicar un comentario