arquetipo de la mujer medicina

 tomado de la red

El Blog De MUJER CONSCIENTE

El Arquetipo De La Mujer Medicina ¿Qué Es Y Cómo Nos Convertimos En Una De Ellas?

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Arquetipos  ·  26. abril 2019

 

“Las mujeres sabias caminan junto a nosotras haciendo de hermana, hija, amante, madre, amiga. Hacen lo que hay que hacer y siguen adelante sin obtener reconocimiento. Las apariencias engañan. ¿Cómo puedes ver sin estar preparada? La mujer sabia no busca reconocimiento, no quiere ser mal interpretada. La mujer sabia sabe sobrevivir. Aparece bajo formas diversas. Si quieres conocerla, comienza ahora. Camina por las calles de la ciudad. Escala las montañas. Lee libros. Habla con las vírgenes. Mira en tu espejo. Está por todas partes”.

Me apetecía compartir contigo unas reflexiones sobre el arquetipo de la Mujer Medicina después haber vivido durante las últimas semanas algunas experiencias difíciles: Una operación de una muela, un desencuentro con una colaboradora, un gripazo… Ahora que ya ha pasado todo y que está convirtiéndose dentro de mi en Historias Medicina. 

Hace tiempo que veo que todas las mujeres tenemos el potencial de convertirnos en Mujer Medicina, absolutamente todas. Y es verdad, que unas mujeres lo activamos más a lo largo de nuestra vida y otras menos.

Una Mujer Medicina no nace, sino que se hace. Y no se hace en un taller, en un curso o en unos meses, se hace a lo largo de un proceso que dura toda la vida y donde está muy presente el compromiso con una misma respecto a algunos temas fundamentales.

Reconozco por mi propia experiencia y por lo que comparten las mujeres que han realizado la formación Mujer Consciente, que hay 5 aspectos esenciales en la Mujer Medicina

1. Está recorriendo un camino de sanación respecto a lo que le sucede en su cuerpo físico y respecto a las experiencias que la vida le trae

2. Sabe que el proceso de sanación dura toda la vida.

3. Tiene una bolsa medicina donde guarda diferentes recursos para momentos de crisis.

4. Es capaz de dejarse sostener por algunas personas de confianza.

5. No se nombra a sí misma Mujer Medicina sino que es reconocida así por los otros.

En este estado de consciencia patriarcal en el que vivimos es muy usual tratar a nuestro cuerpo y lo que sucede en él, desde una gran desconexión. Muchas mujeres acaban teniendo enfermedades que nacen de un débil síntoma, que sintieron por primera vez hace tiempo. De un síntoma que no escucharon, por ignorancia o por miedo, y que acabó fraguando en una enfermedad grave o crónica.

Durante todos estos años he acompañado a bastantes mujeres en sus procesos de crecimiento o sanación y he observado algo muy valioso que merece la pena tener presente: Las mujeres que padecen algún síntoma y que en lugar de pelearse con él, se lo dejan sentir y lo escuchan, más allá del tratamiento médico en el que se estén apoyando, siempre obtienen alguna comprensión profunda sobre lo que les está sucediendo. Estas comprensiones, una vez que llegan, las invitan a hacer ciertos cambios en su vida –internos o externos- y el resultado es que los síntomas acaban remitiendo o se hacen más leves…

La enfermedad es una invitación para cada una de nosotras a ir hacia dentro para descansar, para buscar lo que nos conecta con el equilibrio, con lo que nos hace sentir bien. Una vez que permitimos este movimiento, hay un antes y un después muy diferenciado.

Hubo un tiempo en el que sentía mucha molestia en mi lumbar, especialmente en la zona derecha, trabajando con el síntoma corporal apareció la imagen de mi abuela materna, a la que nunca conocí porque abandonó a mi madre al poco de nacer en una casa cuna. Esa imagen me trajo mucha información del porqué mi abuela hizo este abandono, incluso me impulsó a viajar a Andalucía para encontrar su tumba. Hoy en día, me siento mucho más reconciliada con mi linaje materno y percibo muchas veces, que detrás de mí está mi abuela apoyándome. Mi zona lumbar está mucho más flexible.

Una mujer se convierte en Mujer Medicina a medida que se abre a sentir lo que sucede en su cuerpo, en lugar de excluirlo o evitarlo. A pesar del miedo, de la confusión, del desasosiego, comprende hondamente que la enfermedad es el camino que el alma tiene para hacernos saber que hay ciertas cosas que necesitamos revisar o a las que debemos prestarle atención

Imagina que has recibido poco amor de pequeña, que has echado de menos ser más vista, más escuchada, más atendida, más respetada… Es muy probable que entonces exista dentro de ti la creencia “soy poco válida”.

Cuando somos pequeñas, si no nos atienden nuestros padres como nosotras necesitamos, no pensamos que ellos lo están haciendo mal sino que somos nosotras las que tenemos alguna tara y que por eso no estamos recibiendo la atención que necesitamos realmente.

De alguna manera, acabamos concluyendo: “No soy lo suficientemente válida o valgo menos que X persona”.

Esa creencia está dentro de muchas de nosotras aunque habitualmente no estemos en contacto con ella, solemos tenerla “bajo control”, reside en la parte más inconsciente de nuestra mente. Pero en una de nuestras fases menstruales, concretamente en la fase de La Chamana, estas creencias suelen aflorar empujadas por algunos acontecimientos que nos suceden.

Imagina también que haces un encuentro familiar en tu casa e invitas a toda la familia. Preparas unos entrantes, cocinas primer y segundo plato, limpias la casa, preparas la mesa… Y el postre se lo pides a tu cuñada, la reciente novia del hermano de tu marido, una mujer guapa y buena cocinera, que parece caerle bien a todo el mundo.

Cuando llega la gente, tú tienes todo a punto pero casi no te ha dado tiempo a arreglarte y estás cansada porque no has parado en toda la mañana, además estás en la fase de La Chamana, con la energía particular que eso conlleva.

Después de comer, sacas el postre que ha traído tu cuñada y todo el mundo habla de lo rico que está, la felicitan, la halagan…

Tú comienzas a sentir que el protagonismo de la jornada es para ella y que nadie ve el gran trabajo que has hecho. Empiezas a enfadarte por dentro, llega un momento en que te cuesta estar presente en la reunión porque tu cabeza está llena de diálogos mentales en los que tú eres la víctima, y tu cuñada la que lo hace todo bien… No quieres que nadie se dé cuenta de lo que te está pasando y evitas hablar con los otros. Al final, con el humor que tienes, solo quieres que se acabe la reunión.

¿Te has vuelto loca?

¿Es verdad lo que estás sintiendo?

¿Estás equivocada respecto a tu cuñada?

¿Nadie ve tu trabajo?

Recomiendo por mi propia experiencia no tener conversaciones “difíciles” cuando sucede algo así porque pueden estar naciendo desde un lugar muy desequilibrado. Simplemente poner los límites que estamos necesitando en ese momento y nada más. Y una vez que ya haya pasado esta fase o proceso, volver a mirar qué es lo que sucedió.

Mira lo que pasó, mira como te sentiste, mira lo que pensaste, mira lo que dijiste y lo que no dijiste, mira lo que hiciste… Y no lo hagas desde juzgarte a ti misma, ni desde avergonzarte o culpabilizarte pero míralo.

Tenemos que mirarlo para poder darle luz a nuestra sombra, porque detrás de ella hay verdaderos tesoros y porque haciéndolo, evitamos que vuelva a repetirse en el futuro.

¿Qué estabas necesitando tú realmente en esa comida y no verbalizaste?, ¿Qué necesitaste tú ese día y no cubriste?, ¿Qué te hubiera gustado oír?, ¿Qué miedo tuviste cuando la halagaron a ella y a ti no?, ¿De dónde viene ese miedo?

Seguramente echaste de menos que te ayudaran para no llegar tan cansada a la hora de la comida… ¿Cómo sería si la próxima vez repartes tareas?, ¿Cómo sería si la próxima comida se hace en un merendero o en otra casa?

Seguramente echaste de menos que te agradecieran la comida… ¿No lo hicieron realmente?, ¿Cómo sería decirle a esa persona que echaste de menos que valorase la gran labor que habías realizado?

Probablemente también afloró el miedo de no ser tan válida como tu cuñada. Y eso es algo que tiene que ver con tu herida a ser poco valiosa, no con tu cuñada. Y que durante la fase de la Chamana, con la ayuda de un acontecimiento externo, se abrió.

¿Alimentaste esa herida?

¿Te regocijaste en ella?

¿Te recreaste en diálogos mentales densos?

Si miramos lo que nos ha pasado en la Chamana, si miramos a esa que nos da miedo reconocer -que somos nosotras mismas-, podemos ver la herida que hay detrás, la herida que nos hace reaccionar así y la necesidad que estamos teniendo.

Quizás necesitas acunar a tu niña, decirle que es muy válida y bonita.

Si eso lo haces y esta información se va integrando en ti, no tiemblas ante los halagos hacia tu cuñada, no te sientes menos que ella en ningún momento. Y si hay algo que no te gusta, lo dices de manera sencilla y clara, no da para mucho más.

Esto es un ejemplo sencillo de cómo convertir los acontecimientos que nos suceden en Historias Medicinas. Historias que dejan de ser “malas experiencias” para transformarse en historias de las que aprendemos, que nos guían en el camino que nos queda por andar y que quizás también pueden guiar a otras mujeres.

Una mujer madura intuye que la curación es un proceso que a la vez engloba muchos procesos en su interior. Y que la evolución del crecimiento y del autoconocimiento guarda cierta similitud con las capas de una cebolla.

Por ejemplo, cuando parece que respecto a la relación de pareja o la relación con un hijo está todo en equilibrio, aparece una capa más profunda que trae nuevos movimientos y deja entrever nuevas comprensiones y aprendizajes.

Una Mujer Medicina va desarrollando tolerancia a las nuevas capas de cebolla que surgen. No se hunde cuando aparece una más porque percibe que eso forma parte de la vida y confía en que el período de incertidumbre o de desasosiego no va a durar eternamente. Sabe de lo cíclico y lo integra en su gestión de las dificultades que le van apareciendo.

“Estar vacía crea la oportunidad de crecer. ¿Es el útero un lugar vacío?

Cuando una mujer acepta sus problemas está preparada para comenzar a sanar

La crisis es una oportunidad. La mujer sabia percibe la verdad y está preparada para completarse. La curación se produce después de la herida”

En los momentos difíciles, de crisis, de confusión, de desequilibrio, de miedo, de locura, necesitamos algunas herramientas sencillas, que sepamos manejar y que nos ayuden.

En la formación Mujer Consciente las alumnas cosen su propia bolsa medicina para poner dentro, de manera real o simbólica, aquellos recursos que han ido adoptando a lo largo de su vida y que les sirven para obtener calma, sanación o comprensión. Pueden ser ciertas posturas de yoga, una meditación concreta, unos cantos, unas esencias florales determinadas…

Además introducen algunas cosas nuevas que aprenden en la formación: Las acompaño al mundo de arriba para conocer a su maestra de sanación y comprensión, se inician en el manejo de la Rueda de la Medicina o preparan Agua de Sol y Agua de Luna. Particularmente, cuando me siento muy afectada o perdida, subo al mundo de arriba para recibir sanación y comprensión de mi maestra, y siento que para las mujeres también es de gran ayuda.

Una Mujer Medicina tiene algún tipo de bolsa medicina a la que recurrir cuando se encuentra en crisis para poder sanarse, encontrar la calma, soltar los diálogos mentales o acunar su corazón herido.

Te dejo la imagen de mi bolsa medicina y te dejo también la de la preciosa bolsa medicina que Montse Martí, alumna actual de la Formación Mujer Consciente, acaba de elaborar en el módulo de la Chamana.

La mayoría de mujeres que conozco han sido heridas en su más tierna infancia y han sobrevivido desarrollando alguna coraza o estrategia que les ha ayudado a llegar hasta donde están ahora mismo. Y esta coraza o estrategia tiene también un coste: las aleja de la experiencia del verdadero contacto con los otros, de la capacidad de vincularse hondamente.

Una Mujer Medicina, cuando se siente frágil, es capaz de abrirse a algunas personas de su confianza y dejarse sostener por ellas. Y no hablo de contarles argumentos mentales sobre lo que nos está sucediendo, sino de abrirse en cuerpo y alma. Sin miedo a la traición o al juicio, muestra su parte más vulnerable y se nutre del abrazo, de la escucha o del silencio de sus acompañantes. Esto hace que aligere una gran mochila de piedras que lleva en sus hombros, y que se abra de nuevo a la frescura, a la fe y al amor.

La comunidad, o las personas que le rodean, dicen sobre ellas cosas como: “Sus palabras son como bálsamos para mí”, “Siempre que hablo con ella obtengo una nueva mirada”, “Me inspira la manera que tiene de enfrentar sus dificultades”, “Me sienta bien estar a su lado, me recarga energéticamente, tiene buena energía”…

Una Mujer Medicina no se nombra a sí misma Mujer Medicina, es la comunidad quien la reconoce como tal.

Una mujer llega a convertirse en Mujer Medicina gracias al camino que ha recorrido sobre todo respecto a ella misma. Gracias a darle conciencia a las experiencias que ha transitado, gracias a haber desarrollado recursos que le sirven especialmente en los momentos de crisis.

Sabe que no puede ayudar verdaderamente a otra persona si no es capaz de ayudarse a sí misma. Y también sabe que no es necesario estar totalmente curada para comenzar a curar a los otros porque sabe que la sanación dura toda la vida y no se pelea con ello.

A medida que va sanando se hace más responsable de su propia vida, de las parejas con las que decide caminar. Comprende que cuando alguien la trata mal, no es que el otro la trate mal, es que ella se trata mal a través del otro. Y a medida que se cuida más, deja marchar de su vida todas aquellas relaciones a través de las que se maltrata a sí misma.

Circulo de Piedra de Calanais Carmen Hernandez Rosety mujerconsciente

Cuando estaba escribiendo este artículo, los Seres de Luz Madre María y María Magdalena me han regalado una imagen que quiero compartir ahora contigo en forma de visualización.

Busca un espacio en el que puedas estar tranquila y nadie te moleste. Te recomiendo que te quedes de pie con las piernas abiertas a la altura de las caderas. Cierra tus ojos y permite que suceda la respiración de una manera orgánica. Pon la atención en la planta de tus pies, deja que el peso de tu cuerpo esté sostenido por los dos pies. Haz una respiración profunda y al expirar deja salir de ti todas las tensiones mentales, haz otra respiración profunda y deja salir de ti todas las tensiones físicas, haz una última respiración profunda y deja salir de ti todas las tensiones emocionales.

Lleva tu atención a tu vagina y mira como salen de ella unas raíces que bajan por tus piernas y entran en la Madre Tierra atravesando capas de tierra, raíces, cuevas subterráneas, ríos… hasta llegar al corazón de Gaia, donde tus raíces tejen un vestido alrededor de su corazón.

Déjate sostener por Madre Tierra. No hagas ningún esfuerzo, suelta. Quédate unos instantes con esta imagen y dentro de ti.

Ahora, aún con los ojos cerrrados, lleva la atención a tu coronilla, mira cómo nace de tu chakra corona un tubo de luz que sube hacia arriba, conectándote con los mundos sutiles. Es probable que percibas sensaciones suaves en tu cabeza, en tu pelo, como si alguien te acariciase, todo está bien.

Ábrete a recibir sanación e información a través de este tubo de luz. Permanece también en esta nueva imagen unos minutos.

Realiza esta práctica diariamente o a menudo para conectarte a estas dos direcciones, la Mujer Medicina se irá haciendo cada vez más presente en ti.

Gracias.

Con el trabajo que realizamos en la Formación Mujer Consciente vamos convirtiendo nuestro dolor, heridas y experiencias en Historias Medicina…

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