Feminidad sagrada y poder Interior
Feminidad sagrada y poder Interior: el camino de la bruja que recuerda
Hay una mujer que habita en lo profundo de ti.
Una mujer que no teme su sensibilidad ni se disculpa por su fuerza.
Una mujer que danza con la Luna, escucha su cuerpo, habla con la Tierra y conoce los secretos del alma.
Esa mujer es la bruja que eres.
Y no, no hablo de la caricatura de sombrero puntiagudo, ni de la que fue perseguida por temerla. Hablo de la mujer sabia, salvaje, intuitiva, conectada a lo sagrado femenino y a los misterios de la vida.
La que recuerda, aunque le hayan enseñado a olvidar.
¿Qué es la feminidad sagrada?
La feminidad sagrada no es una moda ni un arquetipo romántico.
Es la expresión más profunda del principio femenino en el universo. Es creación, es receptividad, es oscuridad fértil, es intuición, es transformación.
Durante siglos, nos enseñaron que ser femenina era ser sumisa, débil, callada, complaciente.
Pero la feminidad auténtica es fuerza creadora, no sumisión.
Es la capacidad de dar vida, sanar, nutrir, destruir lo que ya no sirve y renacer una y otra vez.
Es ese poder que sangra sin morir. Que siente sin perderse. Que ama con profundidad y que ve más allá de lo visible.
La mujer que recuerda su feminidad sagrada...
-
Sabe que su cuerpo no es pecado, sino un templo.
-
No busca aprobación, porque se aprueba a sí misma.
-
No compite con otras mujeres: las honra, las eleva, las abraza.
-
No huye de su sombra: la integra con valentía.
-
No reprime su deseo: lo bendice como un fuego sagrado.
El poder de la bruja no está afuera
El verdadero poder de la mujer no está en el control, ni en la perfección, ni en la imagen.
Está en la conexión. Con su cuerpo. Con su alma. Con la Tierra. Con sus emociones. Con su linaje. Con su útero.
La bruja no necesita demostrar nada.
Su poder no es gritar fuerte, es hablar claro desde su verdad interior.
Su poder no es dominar, es crear realidades con su intención y su energía.
Ella no busca ser admirada: se honra en su propio altar.
Cuando una mujer camina el sendero de la bruja, comienza a recordar los saberes olvidados:
Los rituales lunares que sincronizan su ciclo con la Tierra
Las plantas que curan el cuerpo y el alma
El fuego que transforma su dolor en poder
Las aguas que limpian su linaje
El viento que trae mensajes del espíritu
Y el silencio que revela su voz interna
El despertar no es cómodo… pero es sagrado
Despertar como mujer medicina es hermoso, pero no siempre fácil.
Porque te invita a dejar las máscaras, las creencias heredadas, los juicios.
Te hace mirar tu sombra, tus heridas, tus ancestras, tus memorias.
Pero cada vez que una mujer elije recordar quién es, abre una puerta para todas.
Cada vez que sana, ama, crea o se honra, teje magia real. No la de los cuentos, sino la que cambia vidas.
El mundo no necesita más mujeres perfectas.
Necesita más mujeres reales, conectadas, salvajes, sabias, libres.
Y eso es lo que eres cuando eliges tu camino:
Una bruja que se recuerda.
Una mujer medicina que se despierta.
Una sacerdotisa que se honra.
Una fuerza viva del universo encarnada en carne y alma.
Ritual sencillo para reconectar con tu feminidad sagrada
Materiales:
-
Una vela blanca
-
Un espejo
-
Un cuenco con agua
-
Un aceite o esencia natural (rosa, jazmín, lavanda)
Ritual:
-
Enciende la vela. Siéntate frente al espejo.
-
Mírate a los ojos. Respira profundo.
-
Di en voz alta:
“Yo soy mujer medicina.
Yo soy templo sagrado.
Honro mi cuerpo, mis emociones, mi poder.
Yo soy la bruja que recuerda.” -
Unge tus manos, cuello o útero con el aceite.
-
Lava tus manos con el agua del cuenco, como símbolo de limpieza energética.
Haz este ritual cuando necesites reconectar contigo. Tu alma sabrá.
Epílogo: que nadie apague tu fuego
Ser bruja no es una moda. Es un acto de soberanía.
Ser mujer medicina no es un título. Es una forma de vivir, de sanar, de amar.
No estás sola.
No estás rota.
No estás equivocada por sentir lo que sientes.
Estás despertando.
Y el mundo necesita tu magia.
Comentarios
Publicar un comentario